La gente suele sospechar que se trata de un trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) cuando alguien no puede concentrarse en las tareas, tiene problemas para permanecer sentado o no puede establecer o mantener el contacto visual.

TDAH y autismo

El TDAH es un trastorno común del neurodesarrollo que suele afectar a los niños. Aproximadamente el 9,4% de los niños de Estados Unidos de entre 2 y 17 años tienen un diagnóstico de TDAH. Se conocen tres formas de TDAH: predominantemente inatento, predominantemente hiperactivo-impulsivo y una combinación de los dos tipos. La forma combinada de TDAH es la más común. La edad media de diagnóstico es de siete años, y los niños están más afectados por el TDAH que las niñas.

Los trastornos del espectro autista (TEA) son otra afección infantil común. Se trata de un grupo de trastornos complejos que afectan al desarrollo, el comportamiento y la comunicación. Aproximadamente uno de cada 68 niños en Estados Unidos tiene un diagnóstico de TEA. Los niños tienen más probabilidades de recibir el diagnóstico que las niñas.

Hasta hace unos años, el manual de diagnóstico de la Asociación Americana de Psiquiatría afirmaba que ambas afecciones se daban de forma independiente. Fue sólo en 2013 Con la introducción del actual Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5), se permitió el diagnóstico dual. Sin embargo, el autismo y el TDAH tienden a solaparse. Aproximadamente entre el 30% y el 80% de los niños con autismo también cumplen los criterios para el TDAH e igualmente entre el 20% y el 50% de los niños con TDAH tienen autismo. Dado el grado de solapamiento, los investigadores están empezando a considerar la relación entre ambas afecciones y están buscando orígenes biológicos comunes.

Un estudio sugirió que el TDAH y el autismo son indicadores diferentes de un único trastorno con varios subtipos, cada uno de ellos con diferente momento de aparición, combinación de comportamientos y progresión. Con esta propuesta, el TDAH puede manifestarse sin signos de autismo, pero el autismo puede presentarse con síntomas de TDAH y otras condiciones. Este puede ser el motivo de la pregunta: “¿Se da el TDAH en el espectro del autismo?”

Aunque la propuesta de “una condición” puede ser interesante, las pruebas no son del todo concluyentes. Muchos estudios genéticos coinciden en que hay algunos factores comunes que contribuyen al autismo y al TDAH. Sin embargo, los estudios de imagen que comparan las estructuras y conexiones cerebrales han dado lugar a una sorprendente mezcla de diferencias y similitudes. Además, algunos estudios de comportamiento sugieren que rasgos aparentemente similares esconden mecanismos subyacentes únicos. Por ejemplo, la falta de atención en una persona con autismo puede provocar una sobrecarga sensorial, y los problemas sociales percibidos en una persona con TDAH pueden mostrar impulsividad.

Sin embargo, conocer la relación entre estas dos condiciones puede mejorar los métodos de tratamiento, lo cual es clave. Las personas que presentan rasgos tanto de TDAH como de autismo suelen enfrentarse a retos más graves que las que tienen un solo diagnóstico. Pueden sufrir un mayor deterioro de la función adaptativa, que describe las habilidades relacionadas con el cuidado de uno mismo y la vida diaria, y otros problemas sociales y cognitivos.

SIMILITUDES ENTRE EL TDAH Y EL AUTISMO

En las primeras etapas, es fácil confundir el autismo y el TDAH. Los niños con estas condiciones pueden tener dificultades para expresarse o concentrarse. Los principales criterios para diagnosticar las condiciones siguen siendo los únicos del DSM-5: deterioro de la comunicación social y comportamientos restringidos y recurrentes asociados al autismo, inatención o hiperactividad e impulsividad o ambos en el caso del TDAH. Estas dos enfermedades afectan al sistema nervioso central, que controla la memoria, el movimiento, el lenguaje, las habilidades sociales y la concentración. Por lo tanto, ambas condiciones pueden retrasar el habla, las respuestas sensoriales agudas, las actitudes rebeldes y los problemas para controlar las emociones, y los desafíos con la planificación y la limitación del comportamiento.

El mayor apoyo a la similitud de los antecedentes proviene de los estudios sobre familias y gemelos, que muestran que los familiares de personas con cualquiera de los dos trastornos tienen más probabilidades de padecer ambos. Por ejemplo, según un estudio de 2014, las mujeres con TDAH tienen seis veces más probabilidades de padecerlo y tienen más del doble de probabilidades de tener autismo en comparación con el resto de la población.

Otro estudio evaluó los riesgos en el lado opuesto. Analizando los historiales médicos de casi dos millones de personas, el estudio descubrió que las personas con autismo y sus familiares tienen más probabilidades de padecer TDAH. Como cabría esperar en el caso de las enfermedades genéticas, el riesgo de padecer TDAH es mayor en los gemelos idénticos de pacientes autistas y aumenta incluso en los primos. La mayor susceptibilidad de los primos apoya la idea de un vínculo genético entre ambos trastornos, ya que los primos tienden a ser más similares genéticamente que los no parientes, pero tienen menos probabilidades que los gemelos de estar expuestos a los mismos factores ambientales durante el desarrollo. Estos resultados muestran que las afecciones tienen algunos factores de riesgo genético.

Aunque el TDAH y el TEA pueden darse juntos en los adultos, la combinación no es tan frecuente como en los niños. Aunque se considera que el TEA es un trastorno de por vida, los estudios a largo plazo han demostrado que sólo un tercio o dos tercios de los niños con TDAH tienen síntomas que persisten en la edad adulta.

DIFERENCIAS ENTRE EL TDAH Y EL AUTISMO

Muchos niños reciben su primer diagnóstico de TDAH cuando empiezan el jardín de infancia porque su comportamiento es diferente al de otros niños. El TDAH puede hacer que los niños estén siempre ansiosos, actúen de forma impulsiva o tengan problemas para prestar atención. Sin embargo, los signos de algunos niños pueden ser diferentes, como centrarse en un objeto y no querer jugar con otra cosa.

Para algunos niños con autismo, los signos pueden ser evidentes a partir de los 2-3 años de edad. Para otros, los signos del TEA pueden no notarse hasta que llegan a la edad escolar y sus características sociales son diferentes a las de otros niños. Los niños con autismo tienden a evitar el contacto visual y a menudo se niegan a jugar o interactuar con los demás. Su capacidad de comunicación puede desarrollarse lentamente o no desarrollarse en absoluto. Pueden estar obsesionados con la consistencia de los alimentos o hacer movimientos repetitivos, normalmente con las manos y los dedos.

Comportamientos específicos

Normalmente, los pacientes con TDAH tienen dificultades para concentrarse en una sola tarea o actividad. Pueden distraerse fácilmente. A los niños con TDAH les resulta difícil terminar una tarea antes de pasar a otra y, por lo general, no son físicamente capaces de permanecer en una misma posición. sin embargo, algunos niños con TDAH pueden estar tan absortos en un tema o tarea que se “sobreconcentran”. Aunque centrarse en una tarea puede ser algo bueno, puede significar que el niño tenga dificultades para cambiar su atención a otras tareas cuando se le dan instrucciones.

Los niños con autismo son más propensos a concentrarse en exceso y ser incapaces de concentrarse en otra tarea. Sus rutinas tienden a ser inflexibles y tienen poca o ninguna tolerancia al cambio. Esto puede significar seguir el mismo camino y comer la misma comida todos los días. Algunos tienen una gran sensibilidad al ruido, la luz, el tacto, el dolor, el olor o el sabor, o tienen grandes intereses. Pueden formar preferencias alimentarias basadas en la textura o el color y pueden emitir señales como movimientos repetitivos de las manos. Esta gran capacidad de concentración hace que las personas con autismo suelan ser capaces de recordar hechos detallados durante largos periodos de tiempo y puedan destacar en ciencias, matemáticas, arte y música.

A las personas con autismo les cuesta concentrarse en cosas que no les gustan, como los rompecabezas o la lectura de un libro, en lugar de centrarse en las cosas que sí prefieren. A las personas con TDAH les disgusta y evitan las tareas que requieren concentración.

También merece la pena analizar cómo aprende tu hijo las habilidades comunicativas. Mientras que estas dos condiciones causan problemas de interacción, las personas con autismo tienen una menor conciencia social de las personas que les rodean. Suelen tener dificultades para expresar sus pensamientos y sentimientos y pueden no señalar algo para explicar su discurso. También tienen problemas para establecer contacto visual.

Por otro lado, un niño con TDAH puede hablar mucho. Es probable que interrumpan el discurso de otra persona en un intento de mantener la conversación unilateral. Además, algunos niños con autismo pueden hablar incesantemente sobre un tema que les interesa. Una persona con autismo prefiere el orden y la repetición, pero las personas con TDAH no, aunque sea útil.

Obtener el tratamiento adecuado

Si sospecha que su hijo tiene TDAH o autismo, el primer paso para conseguir el tratamiento adecuado es obtener un diagnóstico preciso. Esto puede significar consultar a un especialista en trastornos de la conducta. Puede ser difícil diagnosticar estas dos afecciones, por lo que es conveniente empezar por un pediatra que pueda remitir a un especialista, ya que muchos médicos de cabecera y pediatras no tienen formación especializada para descifrar las combinaciones de síntomas. El mejor médico para alguien con TDAH y TEA es un médico que tenga experiencia en el tratamiento de estas dos condiciones.

Para diagnosticar el TDAH, el médico observará los patrones de comportamiento a lo largo del tiempo. El especialista también pedirá la opinión de los padres, profesores y otros cuidadores. Los médicos también deben eliminar las posibles afecciones subyacentes que puedan causar síntomas y complicar el plan de tratamiento.

El tratamiento de los síntomas del TDAH también puede ayudar a controlar los síntomas del autismo. La terapia conductual es un tratamiento potencial para el TDAH y se sugiere como primer tratamiento para los menores de seis años. En el caso de los niños mayores de seis años, la terapia conductual puede incluir medicación. Diversas formas de terapia, como la integración sensorial, el habla y la ocupación, pueden ayudar a los niños a hablar e interactuar mejor. La medicación no proporciona una cura, pero puede ayudar a controlar los síntomas (como la falta de atención y la hiperactividad).

Las técnicas conductuales impartidas por un especialista también pueden reducir los síntomas del TEA. Por lo tanto, es importante obtener el diagnóstico y el tratamiento adecuados. Es posible que su médico tenga que probar diferentes tratamientos alternativos antes de encontrar la opción más eficaz. Muchas opciones de tratamiento pueden combinarse.

Resumen

No existe una forma universal de tratar el TDAH o el autismo. Por lo general, los síntomas y el tratamiento pueden cambiar a medida que el niño crece. Los investigadores siguen estudiando la relación entre ambos trastornos. La investigación puede proporcionar más información sobre el origen del trastorno, y los pacientes pueden tener acceso a más opciones de tratamiento. Puedes intentar una evaluación para el TDAH o el autismo en nuestra aplicación. Haz un test de TDAH o un test de autismo y comprueba si tu suposición es correcta.


Fuentes:

  1. Parker J. i inni, The long-term outcomes of interventions for the management of attention-deficit hyperactivity disorder in children and adolescents: a systematic review of randomized controlled trials, „Psychology Research and Behavior Management”, 6, 2013, s. 87-99, DOI: 10.2147/PRBM.S49114, PMID: 24082796, PMCID: PMC3785407.