Los niños con TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad), se caracterizan por una excesiva impulsividad, viveza y déficit de atención. Los padres de niños con TDAH suelen aceptar que su hijo tome medicamentos, como el metilfenidato. Los fármacos sólo actúan durante un corto periodo de tiempo y pueden causar muchos efectos secundarios, como un aumento del ritmo cardíaco o cambios en el ADN. Algunos padres de niños con TDAH optan por tratar a sus hijos pequeños con métodos naturales. Sin embargo, deben ser pacientes y desarrollar un plan de acción exhaustivo. ¿Cómo ayudar a un niño hiperactivo? ¿Qué hacer y qué evitar? ¿Cuáles son otras formas de tratar a los niños hiperactivos?

Niños con TDAH

Los niños con TDAH son niños pequeños afectados por el trastorno por déficit de atención e hiperactividad. El TDAH, también conocido como Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad, hace que el niño sea incapaz de concentrarse en lo que está haciendo, desobedezca las órdenes de los padres y sea incapaz de permanecer sentado. El TDAH se compone de síntomas como la excesiva impulsividad y ajetreo y el trastorno por déficit de atención. Un niño con TDAH se distrae con mucha facilidad, centra su atención en todos los estímulos que le rodean y es incapaz de distinguir entre estímulos relevantes e irrelevantes. Esto se debe a un mal funcionamiento del sistema nervioso, en el que los procesos excitatorios dominan sobre los inhibitorios. El trastorno por déficit de atención e hiperactividad afecta aproximadamente al 5-7% de los niños. Los niños tienen el doble de probabilidades de padecer TDAH que las niñas. En las niñas, el TDAH se manifiesta más en forma de trastornos de la concentración: son inquietas. En los chicos, el TDAH se manifiesta más en forma de trastornos del comportamiento – son impulsivos, agresivos, desobedientes. A menudo se les llama “niños traviesos” o acusan a sus padres de fracaso en la crianza. El niño hiperactivo comete muchos errores por descuido, no puede concentrarse en los detalles, no puede sentarse en un pupitre durante 45 minutos. No sigue las instrucciones, no puede mantener la atención durante mucho tiempo, no puede organizar su trabajo y actividades, pierde cosas, es despistado y olvidadizo. Además, está siempre en movimiento, mueve los brazos o las piernas con nerviosismo, se levanta de su asiento durante las clases, es excesivamente hablador, no puede esperar su turno, salta para responder antes de que le hagan una pregunta, interrumpe a los demás. Carece de autocontrol y de reflexión sobre su propio comportamiento. Es incapaz de ajustarse a las normas sociales, lo que suele provocar dificultades en las relaciones con sus compañeros. Un niño con TDAH puede querer tomar la iniciativa en el juego, no sabe perder, no tolera el fracaso y a menudo causa daño a otros niños sin querer. Debido a la falta de control de sus propias emociones y a la falta de perseverancia, no terminan las tareas que han empezado, lo que les impide alcanzar sus objetivos. Otros síntomas del TDAH son: problemas de sueño, tics nerviosos (parpadeo nervioso de los párpados, hacer muecas, mover el brazo), mojarse y tartamudear.

El TDAH en relación con la edad

El TDAH presenta una gran variedad de problemas y el cuadro varía según la edad. La mayoría de las veces es difícil determinar el inicio de los síntomas, pero pueden observarse rasgos de hiperactividad en la primera infancia. Hay problemas de apetito o de sueño. El niño puede estar excesivamente irritable. En el jardín de infancia, pueden surgir conflictos con los compañeros debido a una impulsividad muy elevada, y pueden hacerse evidentes las dificultades para aprender y seguir las normas sociales. Sin embargo, lo más fácil es notar la mayor movilidad y la hipersensibilidad emocional del niño. La edad escolar es el momento en que los síntomas del TDAH se hacen más evidentes. Además del exceso de actividad y la impulsividad, el déficit de atención se convierte en un problema que impide un buen rendimiento académico. Sin embargo, con el tiempo, los síntomas van remitiendo, lo que suele manifestarse en la disminución de la actividad motora del niño. Por desgracia, en cerca del 70% de los adolescentes con hiperactividad, los síntomas aún persisten. Las dificultades en las interacciones sociales -con los compañeros y los adultos- son especialmente pronunciadas durante este periodo. Las dificultades en el aprendizaje, así como en la construcción de planes y su realización, reducen las posibilidades de adquirir una educación adecuada a sus capacidades intelectuales. También aumenta el riesgo de complicaciones (por ejemplo, adicciones, comportamiento antisocial, suicidio, depresión, conflictos con la ley). Sólo el 5% de los niños con TDAH presentarán el conjunto completo de síntomas en la edad adulta. Sin embargo, hasta la mitad persistirá con al menos algunos de los síntomas, que no pasarán desapercibidos en su vida. Por ello, pueden enfrentarse a numerosos problemas en su vida profesional y personal e incluso a crisis vitales más graves.

Los niños con TDAH en la escuela

Los niños con TDAH son percibidos muy a menudo como desobedientes, groseros, difíciles o revoltosos. La impulsividad y la hiperactividad excesivas hacen que el profesor juzgue mal el comportamiento de un niño con déficit de atención e hiperactividad. Un niño con TDAH tiene dificultades para concentrarse. Esto afecta significativamente a su rendimiento académico y a su funcionamiento general entre los compañeros. El fracaso escolar se traduce en una baja autoestima, en la falta de motivación para rendir y en la reticencia a seguir estudiando o a cursar estudios superiores. Los adolescentes con TDAH perciben la escuela como su fuente de fracaso. Los niños suelen estar expuestos a comentarios desagradables, tanto de sus compañeros como de los profesores. La búsqueda de aceptación y reconocimiento a los ojos de los demás puede implicar el deseo de impresionar a los compañeros. El niño puede consumir cigarrillos, alcohol u otras sustancias psicoactivas, por ejemplo, estimulantes o drogas, para impresionar a los demás. El absentismo escolar y el contrabando también pueden convertirse en un problema. El papel de los padres y los profesores en la vida de un niño con TDAH es extremadamente importante. Para aumentar el bienestar del niño con TDAH, aprovechar adecuadamente sus capacidades intelectuales y evitar complicaciones socialmente costosas, es importante apoyarlo hábilmente para que supere sus dificultades escolares.

Dificultades de un niño con TDAH

Un niño afectado por el TDAH puede encontrar muchas dificultades durante el periodo educativo. Pasar cuarenta y cinco minutos sin levantarse del banco puede ser extremadamente problemático para un niño hiperactivo. Para empeorar las cosas, un niño con TDAH tiene dificultades para recordar el material nuevo, debido en gran parte a su déficit de atención. Le resulta difícil seleccionar de entre una gran cantidad de información aquella que es relevante y en la que debe centrarse. Pasar tiempo en la escuela puede ser muy perturbador para el niño, ya que se distrae fácilmente con otros estímulos (el canto de los pájaros, la lectura en voz alta, los estornudos). Las lecturas largas, por ejemplo, que son difíciles de recordar, son un gran problema. La asimilación del material resulta más fácil para el niño hiperactivo cuando se le presenta en forma de frases cortas, concisas, subrayadas o resaltadas. La baja concentración, la excesiva impulsividad y el exceso de trabajo no favorecen el aprendizaje. Los niños con TDAH suelen estar agobiados:

  • dislexia (dificultades de aprendizaje en la lectura),
  • disortografía (cometer errores ortográficos a pesar de conocer las reglas ortográficas),
  • disgrafía (problemas con la escritura),
  • discalculia (deterioro de la capacidad para realizar operaciones aritméticas).

La lectura, la escritura y el cálculo son habilidades en las que la escuela hace especial hincapié. Permiten a los alumnos acumular y comunicar conocimientos y facilitan así su comprensión y organización del mundo que les rodea. Por lo tanto, los déficits en estas áreas suponen una gran dificultad para el niño y reducen aún más las posibilidades de éxito en la educación. Junto con las dificultades escolares específicas antes mencionadas, no es infrecuente que los trastornos del lenguaje coexistan en un niño con TDAH. Pueden manifestarse, entre otras cosas, en el hecho de hablar demasiado rápido y en voz demasiado alta, en la desviación frecuente del tema, en la falta de capacidad para construir enunciados estilística y gramaticalmente correctos y en el incumplimiento de las normas de conversación generalmente aceptadas. Este es otro factor que dificulta considerablemente el aprendizaje y el éxito escolar. Además, el deterioro del lenguaje perjudica considerablemente la capacidad de comunicación con los compañeros y los adultos, lo que puede provocar aislamiento, sentimientos de soledad y, además, una baja autoestima.

Formas naturales de tratar el TDAH

Prepare un horario diario para su hijo: este consejo se aplica a todos los niños, pero es especialmente importante para los niños pequeños con TDAH. El niño debe saber cuándo tiene tiempo para jugar, cuándo debe hacer los deberes, a qué hora va a comer y a cenar. Un niño con TDAH debe descargar el exceso de energía durante las actividades planificadas por los padres (bicicleta, piscina, paseo por el parque, correr) y no durante otras actividades (comidas, deberes). También conviene recordar una dieta apoyada por suplementos. La dieta de un niño con TDAH debe estar libre de azúcar y colorantes artificiales, que exacerban la irritabilidad y la impulsividad. Los padres deben hacer pruebas de levadura para verificar que los productos con levadura no provocan alteraciones sensoriales y funcionales. Un niño con TDAH debe comer muchas verduras y frutas frescas. Los remedios naturales ayudan al niño a regular las emociones, a mejorar la concentración, a mantener la calma y la razón y a promover un flujo saludable de oxígeno al cerebro. Hablar con el niño es otra cuestión importante. Es necesario que sus padres le expliquen lo que está ocurriendo y lo que puede esperar. Necesita que le digan que le quedan cinco minutos de juego y que luego nos iremos juntos del parque a cenar. Un niño con TDAH necesita que se le marque el tiempo. Cuidar a un niño pequeño con TDAH es extremadamente agotador: lo mejor es acompañarlo a dormir. Si el niño pequeño tiene problemas para dormirse, los padres pueden leerle un libro. Un masaje en la espalda con música relajante seguro que calma al niño.

Consejos para los padres de niños con TDAH

Los niños pequeños con TDAH necesitan sobre todo orden, coherencia y rutina. ¿Cómo puede ayudar a su hijo hiperactivo?

  • Haga que el entorno exterior esté ordenado: introduzca el orden y la rutina. A los niños con TDAH les gusta tener un horario fijo para el día y saber lo que les espera, cuándo es la hora de comer, de hacer los deberes, de descansar y de acostarse. Esto les da una sensación de seguridad y constancia.
  • Sea un padre tolerante y paciente El comportamiento fastidioso de un niño es también fastidioso para él mismo: el niño tiene dificultades en la escuela, no encuentra amigos, se siente solo, le cuesta tener éxito y sentirse satisfecho.
  • Limite la cantidad de estímulos y manténgalo tranquilo Cuando su hijo esté haciendo los deberes, apague la televisión. Cuando el niño esté comiendo, que no se siente delante del ordenador. La regla general es: “¡el menor número posible de distracciones!”.
  • Utilice mensajes sencillos Sea específico y claro – en lugar de decir “Limpia tu habitación”, es mejor decir “Haz la cama” o “Pon la ropa en el armario”.
  • Planifique – los niños hiperactivos se ven fácilmente desequilibrados por lo inesperado y lo repentino.
  • Anticípese y trabaje en pequeños pasos: divida las tareas en actividades más sencillas y menos distantes y recompense a su hijo después de cada una para fomentar la motivación y el deseo de seguir trabajando.
  • Organice el espacio de trabajo de su hijo: debe ser cómodo, tranquilo y con pocos objetos alrededor que distraigan al niño. Lo ideal es que el espacio de trabajo de su hijo consista en un escritorio, una silla y una lámpara. No hay carteles, cubos de utensilios, osos de peluche, juguetes, etc.
  • Elogie a su hijo por cada pequeño progreso Las recompensas externas movilizan los esfuerzos de su hijo.
  • Busque apoyo profesional para su hijo en psiquiatras y psicólogos infantiles, así como en centros locales de asesoramiento educativo y psicológico.
  • No se culpe por los fracasos y contratiempos. Incluso el mejor padre pierde la paciencia y estalla en agresiones.
  • Sea capaz de admitir su error y pedir disculpas a su hijo cuando pierda los nervios.
  • Introduzca un ritual a la hora de acostarse: cenar, bañarse, leer un cuento, dormir. Esto facilitará que un niño pequeño hiperactivo se duerma.
  • Alimente a su hijo con regularidad. Evite los alimentos que contengan mucho azúcar, conservantes, colorantes artificiales y cafeína, ya que pueden estimular aún más a un niño ya ansioso.
  • Adapte el ritmo de trabajo a las capacidades mentales y físicas de su hijo.
  • Piense en inscribir a su hijo en actividades adicionales en las que pueda utilizar su exceso de energía y aprender las reglas sociales. Pueden ser la piscina, el fútbol, el tai-chi, el ciclismo, etc.
  • Organice el tiempo de su hijo utilizando utensilios como agendas, calendarios, blocs de notas y tablones de anuncios.

Los conocimientos comunicados de forma interesante se asimilan más fácilmente. Además, en el caso de déficits de atención como el TDAH, subrayar o señalar las partes más importantes de un texto, por ejemplo, puede ser una técnica útil. Es útil utilizar gráficos, tablas y otras herramientas para organizar los conocimientos y ayudar a seleccionar la información más importante para que el niño se centre en ella. Al mismo tiempo que introduce una estructura de tiempo para el aprendizaje y los deberes, no olvide reservar tiempo para otras actividades, especialmente aquellas que sean agradables para el niño. Un día a la semana debería ser un día sin deberes: ¡asegurémonos de relajarnos! Los padres de niños hiperactivos deben ser conscientes de las necesidades de su hijo. Un niño con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad quiere apoyo para poder concentrarse en una actividad y llevarla a cabo. Quiere saber lo que va a ocurrir a continuación. Necesita tiempo para pensar y no le gusta que le metan prisa. Cuando no puede hacer algo, quiere que un adulto le muestre una salida a una situación difícil. Necesita mensajes claros, instrucciones precisas, recordatorios y tareas en las que no se pierda. Le encantan los elogios y es consciente de que es agotador para los que le rodean. Sin embargo, por encima de todo, ¡desea ser amado y aceptado! La ayuda para los niños con TDAH no se limita a la medicación (por ejemplo, metilfenidato, atomoxetina). La medicación sólo reduce la gravedad de los síntomas, pero no suprime las causas del trastorno. Los padres deben estar atentos a los problemas secundarios al TDAH, como el fracaso escolar, la baja autoestima, los trastornos del habla, las dificultades específicas en la lectura y la escritura (dislexia, disgrafía, disortografía). Cada niño con TDAH necesita una terapia individual. Actualmente, el tratamiento de la hiperactividad incluye varias formas de terapia: clases de compensación, terapia conductual, logopedia, método de integración sensorial, kinesiología educativa, musicoterapia, terapia de cuentos, terapia ocupacional, etc. Los mejores resultados se consiguen cuando el entorno de los padres y el equipo educativo trabajan juntos.


Fuentes

  • https://portal.abczdrowie.pl/dzieci-z-adhd-jak-mozna-im-pomoc