Los primeros signos del TEA pueden observarse ya en bebés y niños pequeños. Se considera que los síntomas clave que pueden indicar el trastorno en los más pequeños son
- falta de atención dividida (por ejemplo, no seguir la mirada de un adulto);
- falta de señalización de objetos de interés para el niño;
- falta de juego imitativo y de “simulación”.
Los niños con autismo también muestran indiferencia o aversión al contacto físico, por ejemplo, a los abrazos. Además, no sonríen al ver la cara de su madre y no reaccionan con viveza cuando se acerca. Tampoco necesitan la presencia y la atención de los cuidadores. Los primeros signos de autismo incluyen también un trastorno del contacto visual. El niño lo evita activamente (se tapa los ojos o vuelve la cara) o es incapaz de mantenerlo (mira como a través de un cristal). Los niños pequeños con TEA tampoco responden a la voz de sus padres y no se interesan por otros niños. No es raro que un niño autista tenga miedo de los ruidos de la casa o de los objetos inofensivos (por ejemplo, los juguetes de peluche). Además, un niño pequeño afectado por el trastorno puede jugar de forma extraña, sólo para proporcionarle sensaciones táctiles. Entre los síntomas del TEA que se manifiestan en las primeras etapas de la vida se encuentran también los problemas de sueño y de alimentación. Estos últimos se manifiestan por las dificultades para pasar a los alimentos sólidos o para limitar la dieta a unos pocos alimentos, por ejemplo, sólo dulces, salados, etc. Un niño con autismo tampoco dice sentirse mal, su única reacción a las dolencias es la agitación.
Fuente:
- https://www.damian.pl/zdrowie-psychiczne/autyzm/